martes, 7 de febrero de 2012

Derechos humanos, bien gracias.

Había una vez un líder popular que accedió al poder mediante un sistema electoral libre de fraude, y cuya ideología consistía en erradicar todo aquello que impidiera el progreso de una sociedad "superior". Durante su mandato logró llevar a cabo aquello que su pensamiento le demandaba: la historia lo denominó Holocausto, y durante el mismo se produjo la muerte de millones de personas: judíos, negros, gitanos vivieron en estos años una pesadilla, con el consentimiento de una sociedad que, bombardeada por la información manipulada de los medios de comunicación, decidió pasar por alto todos los derechos humanos.

Esta vez mi enfoque no se va a centrar en la discriminación, sinó en esto último que mencioné, el tema de los derechos humanos: es alarmante la cantidad de gente que hoy en día, comienzo del 2012, SIGLO 21, estaría dispuesta a repetir la vieja historia, a reencarnar a aquel nefasto individuo e impartir su propia "justicia" eligiendo la ley de la selva por sobre los derechos de las personas.

No importa el delito que sea, ningún crimen justifica cometer otro crimen, no se puede combatir la inseguridad con violencia represiva, e instaurar la pena de muerte no va a lograr que haya menos violadores de menores. Por eso, me parece correcto que el sistema de justicia ubique por encima de todas las cosas a los derechos humanos. A diferencia de Susana y los millones que opinan como Susana, yo creo que el que mata NO tiene que morir. Yo creo que el hijo de un asesino (¿Qué culpa tiene, no?) tiene derecho de ver a su padre, privado de su libertad, y sacar sus propias conclusiones, en vez de criarse dentro de una sociedad asesina. Creo que el que aprueba la pena de muerte tiene una mente tan corrompida como aquel que mata o viola, y me genera el mismo temor.

Qué loco no? cada vez que entro al perfil de Facebook de alguien que pide la pena de muerte, veo la misma foto de perfil:


sábado, 4 de febrero de 2012

Un pequeño error en la lógica

Hoy quiero actuar como crítico de cine, ante una determinada duda que me surgió con una película en particular. Antes que nada, si viste la saga de Saw solamente por la creatividad de las muertes, ni te molestes en leer el resto.

Gran filtro, espero que alguien lea esta parte de la nota. Vi un total de 6 veces la Saw original, y hay un personaje que no encaja en la lógica de Jigsaw. Pasa desapercibido, ya que por su condición no tiene diálogo alguno en su escena. Se trata de éste personaje:


Para los que no lo reconocen, es el compañero de celda de la trampa de Amanda:


¿Ya se acuerdan?... consistía en sacarse de la cabeza esa trampa de oso invertida, que le iba a abrir y desgarrar la mandíbula. A mi gusto, la peor trampa, ya que se usó 3 veces a lo largo de toda la saga, y solo una vez logró matar a quien lo portaba (Jill, la esposa de Jigsaw murió... Amanda y Hoffman sobrevivieron).

Volviendo a lo que inspira esta pequeña crítica, la llave de la trampa de Amanda, se encontraba en el estómago de su compañero de celda, a quien el títere del "malo" de la película describe como "muerto"... El hombre en cuestión seguía con vida, pero estaba completamente drogado e incapaz de moverse. La lógica de Jigsaw indicaría que su víctima tendría que poder elegir sobrevivir "jugando" o morir, o en última instancia poder hacer algo por defenderse. Esto no ocurre con el compañero de celda, quien muere acuchillado por una aterrorizada Amanda, y en películas posteriores no se realiza ninguna explicación al respecto.

Concluyendo, me pareció que una película tan bien pensada merecía al menos que se aclare este pequeño detalle. Para un asesino común (tipo Freddy o Jason) no importaría. Pero Jigsaw es un personaje con demasiada lógica... y con la lógica no se jode.

jueves, 2 de febrero de 2012

Los malos

Hoy quiero hablar de un tema que yo denominaría "quemado": algo que ya se ha debatido, se ve en la secundaria y muchos ya adoptaron su posición al respecto, y sin embargo es algo que se sigue viendo y no deja de sorprenderme. Paso a explicar a partir de una anécdota:

Hace unos días jugué una partida de Battlefield Vietnam (para los que no lo conocen, un juego online estilo counter, pero con vehículos y más boludeces). Por una cuestión estratégica elegí ser Estados Unidos, a lo cual mi hermano de 11 años de edad dijo lo siguiente: "Ok, entonces yo soy de los malos". Con cierto asombro, no pude evitar preguntarle: "¿Por qué los malos?". Su respuesta fue "Porque todos los que enfrentan a Estados Unidos son los malos". Busqué algún indicio de ironía en la frase pero no lo encontré. Al instante se me vinieron a la cabeza las clases de la profesora Carmela Vives (su asignatura era antropología, en el Círculo de Periodistas Deportivos) y el énfasis que le daba a temas como "penetración cultural", "la farsa de la globalización" y "el dominio ideológico del norrrrrrrte (con bronca lo decía) sobre el sur". Yo creo que si la querida Carmela hubiese estado en mi casa en ese momento, le habría dado un ataque.

Ya no es novedad que hoy en día los medios de comunicación (sobre todo la televisión) influyen en la manera de pensar incluso de los más chicos. Los dibujos animados y las películas que muestran y defienden permanentemente la bandera azul roja y blanca y transforman todas las posiciones ideológicas en una lucha entre "buenos" y "malos". ¿Está mal? no lo se, yo creo que mientras de grandes nos muestren las cosas como son, y seamos capaces de adoptar nuestra propia postura ante cada cuestión social, nada de esto va a traer consecuencias graves, y los chicos van a poder seguir viendo Cartoon Network sin tener un cartel de "Go Obama" pegado en la frente.

Pero no deja de sorprenderme...



miércoles, 1 de febrero de 2012

Lo desconocido

Eran las 3 de la madrugada y no podía conciliar el sueño, así que fui a pedalear por Buenos Aires a buscar el nivel de cansancio adecuado. Desemboqué en el final de la avenida Guzmán, una curva doble mano, arboles arriba tapando cualquier luz exterior... ni un farol. A mi derecha, la vía del ferrocarril Urquiza, oscura y abandonada a esas horas de la noche. A mi izquierda, el cementerio de la Chacarita. Por un segundo, la idea de meterse por esa curva desierta me pareció ridícula, y algo tan primitivo como el miedo a lo desconocido surgió como barrera. Y sin embargo entré, y durante esas 10 cuadras de pedaleo en busca del débil destello anaranjado al final del sendero, me invadió un mar de pensamientos, cuyas olas arrastraban un vocablo en común: "desconocido".

Es interesante analizar la reacción de los seres vivos ante lo desconocido: miedo? agresividad? curiosidad?... esa sensación de sentirse tan pequeño ante ese mundo enorme que se resume en esa única palabra?... Y eso me recordó también a un refrán que solía utilizar mi abuela: "Más vale malo conocido, que bueno por conocer"... y acá quizás es donde, por un instante, podemos politizar el asunto y decir que algunos con acceso al poder hacen daño, pero el ciudadano común no se asusta porque es algo que conoce, es algo para lo que puede estar preparado... lo desconocido nos pone en duda, puede ser algo insignificante, o nos puede superar... no se sabe, nos deja con ese eterno interrogante "¿Estoy preparado?" "¿Tengo que estarlo?", y esa es la raíz de ese miedo primitivo, esa fuente de adrenalina de donde surgieron tantas obras escritas o cinematográficas del género "Terror".

El destello anaranjado me guió a otra avenida, y cuando miré de nuevo las calles estaba en la General Paz... pero esa es otra historia.