lunes, 26 de agosto de 2013

Bloqueos mentales

¿Qué criterio es el que define quién está en peores condiciones qué otro? ¿Qué parámetro se tiene en cuenta para determinar quién tiene derecho a expresar su desdicha y quién tiene qué callarse la boca por respeto a quienes no son tan afortunados?

¿El riesgo de muerte?... Sí, creo que ese es casi el único que se tiene en cuenta. Y en ese sentido puedo decir que soy demasiado afortunado de poder escribir delante de mi computadora, con la calefacción encendida mientras afuera hay gente sin hogar que se caga de frío.

Ahora bien, creo que hasta el más desafortunado a nivel recursos, gana en otras cosas: sin ir más lejos, la habilidad para sobrellevar el día a día sin tener techo propio... el instinto de supervivencia, qué aquellos bobitos de clase media que se sientan a filosofar delante de la PC no tienen ni jamás van a tener. Eso es lo que nos permite hablar de progreso en diversas áreas sin sentirnos culpables por los eternos relegados. Eso es lo que nos permite estar tristes, aunque otros estén más tristes... y felices, aunque otros estén más felices.

Entonces, permítanme describir sin culpa, lo que a mi entender es la peor discapacidad del ser humano: El bloqueo mental.

Una situación que hace tambalear cualquier intento de progreso, que inhibe el cumplimiento de los objetivos en pleno proceso y, por sobre todas las cosas, hunde al individuo en el pesimismo a nivel progresivo. 

Desde el momento en que nos proponemos hacer algo, cualquier acción común y corriente, nuestro cerebro mide y evalúa posibilidades, beneficios, riesgos... 

Y todo comienza con un leve cosquilleo, un pequeño "chiste" que nos hace nuestra mente... y está en nuestro carácter la capacidad de ignorar ese primer pensamiento, o darle pie al aluvión de preguntas que nos van encerrando en ese bloqueo mental. Sí, el cerebro hizo la pregunta clave: "¿Y si sale mal?"... Y algo que parecía sencillo en primera instancia, comienza a complicarse a medida que las dudas van surgiendo. Los "¿Y si...?" salen disparados hacia todos lados mientras nuestros nervios motores empiezan a flaquear, y somos incapaces de encontrar las palabras adecuadas, los movimientos correctos, los accionares convenientes. Y en consecuencia, la respuesta a aquella pregunta inicial aparece delante de nuestros ojos. En el aquí y ahora, como decía mi profesora de teatro. Y un bloqueo mental no es como un error en el proceso, del cual se aprende y se corrige la vez siguiente. No. Esto es diferente. Un bloqueo, solo da pie a más bloqueos... y cada vez más frecuentes.

"Si lo presentamos así, parece puro chusmerío. Yo le daría una visión más, científica, por así decirlo. ¿Escucharon hablar alguna vez de las profecías autocumplidas?" 

Ernesto Radice, profesor de metodología del estudio, durante la presentación de un trabajo práctico. 


      

martes, 20 de agosto de 2013

Formas y acciones

El orejón Acosta.... no me acuerdo su nombre, pero era de esas personas cuya mención se asocia directamente a una parte de su cuerpo. Mi profesor de biología de segundo año, se metió sin querer en la lista de personas que me dejaron una enseñanza de vida, que nada tuvo que ver con su asignatura:

"Muchachos, cuando se consideren perjudicados por un error ajeno, siempre vayan predispuestos a dialogar. El grito o la protesta desmedida siempre genera rechazo".

Es de esas cosas que uno ya sabe internamente, pero que al escucharlas con la voz de otra persona nos despierta esa sensación de "identidad", por decirlo de alguna forma. De identificarnos con una idea, ahora materializada en palabras y gestos.

Sin irme más por las ramas: la forma de expresarse vale mucho más que lo que se quiere decir. Es más, las formas valen más que las acciones. Al menos desde la perspectiva de querer ser "buena persona", ser humilde a la hora de plantear situaciones ya cubre un 80%. El otro 20% son las tan sobrevaloradas y a la vez tan invisibles "buenas acciones".

¿Cual es la diferencia?: Las formas son para que el otro se sienta cómodo, y las buenas acciones son, en definitiva, para sentirse bien con uno mismo.

Al soberbio y al calentón no los quiere nadie muchachos, y la habilidad de basurear sin culpa jamás va a ser un punto a favor.


"Acá es cuando le matan al amigo y el tipo se enoja" Sergio Urtubey, explicando gráficamente cómo se sienten las manos tocando paradiddles por primera vez.