martes, 20 de agosto de 2013

Formas y acciones

El orejón Acosta.... no me acuerdo su nombre, pero era de esas personas cuya mención se asocia directamente a una parte de su cuerpo. Mi profesor de biología de segundo año, se metió sin querer en la lista de personas que me dejaron una enseñanza de vida, que nada tuvo que ver con su asignatura:

"Muchachos, cuando se consideren perjudicados por un error ajeno, siempre vayan predispuestos a dialogar. El grito o la protesta desmedida siempre genera rechazo".

Es de esas cosas que uno ya sabe internamente, pero que al escucharlas con la voz de otra persona nos despierta esa sensación de "identidad", por decirlo de alguna forma. De identificarnos con una idea, ahora materializada en palabras y gestos.

Sin irme más por las ramas: la forma de expresarse vale mucho más que lo que se quiere decir. Es más, las formas valen más que las acciones. Al menos desde la perspectiva de querer ser "buena persona", ser humilde a la hora de plantear situaciones ya cubre un 80%. El otro 20% son las tan sobrevaloradas y a la vez tan invisibles "buenas acciones".

¿Cual es la diferencia?: Las formas son para que el otro se sienta cómodo, y las buenas acciones son, en definitiva, para sentirse bien con uno mismo.

Al soberbio y al calentón no los quiere nadie muchachos, y la habilidad de basurear sin culpa jamás va a ser un punto a favor.


"Acá es cuando le matan al amigo y el tipo se enoja" Sergio Urtubey, explicando gráficamente cómo se sienten las manos tocando paradiddles por primera vez.

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