Pido disculpas a los lectores por no generar impacto en las primeras líneas. Reconozco que esta no va a ser una de mis mejores notas. La idea es retomar algo que quise escribir hace un tiempo, y que ojalá les pueda servir en sus vidas.
He comprobado por experiencia propia que, si bien la mala suerte no existe, nuestra mente tiende a autoboicotearse cuando las cosas no salen bien, y generan malas rachas en forma de catarata. Uno camina por la vida, y en un punto dado, se encuentra abajo del Niagara, pero en vez de agua, son sucesos adversos. Como primera medida, no hay que caer en la desesperación... es más fácil hundirse. Luego, es necesario entender que estamos dentro de un problema: conocer nuestra situación, razonarla, nos permite pensar con mayor claridad. Lo ideal sería haber previsto la peor de las posibilidades, y ya tener anticipada una solución... pero aquellos que no están acostumbrados a estar debajo de la cascada, no suelen tener ese recurso. De todas formas, hay varias maneras de salir a flote. La que recomiendo particularmente, es situarse mentalmente fuera del problema. Esto es, planificar inmediatamente alguna actividad placentera: por ejemplo, "el sábado voy a ver a mis amigos", o "el domingo voy a ver a mi equipo", "el lunes voy a practicar 2 horas de guitarra". De esta forma podemos hacernos más fuertes, y encarar la situación un poco más distendidos. Por supuesto, ante determinadas circunstancias, es importante tener con quien hablar, saber que contamos con alguien en situaciones límites. Y siempre, saber que el destino es nuestro aliado, y que el tiempo, a corto o a largo plazo, va a terminar acomodando las cosas.
Esa fue la recomendación de hoy... si me acuerdo de lo que iba a publicar originalmente, buscaré la forma de publicarlo al instante.
Sociología la concha de tu madre.
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