El marco de las posibilidades

Hace unos días hablé de una frase instalada que, según me parecía y me sigue pareciendo, no tiene ningún sustento desde el punto de vista racional. El famoso "todo vuelve", la fuerza de la naturaleza partidaria de la justicia retributiva denominada "karma", que no hace más que poner al ser humano en una posición expectante de algo que quizás nunca ocurra, en vez de convertirse en partícipe directo en aquello que considera justo. Como decía aquella dupla protagonizada por el barbudo de boina y el otro rubio de anteojos y barba candado: MITO!
Hoy quiero hacer una crítica acerca de otra de esas famosas frases tan motivadoras como falsas: mucha gente se aferra al nada es imposible o al si se quiere, se puede. Voy a relacionar esto con otra pregunta tan común que a todos nos han hecho: ¿Qué preferís? ¿La verdad que duele o la mentira que te hace feliz?... si elegís la primera, lógicamente estás de acuerdo con lo que estoy planteando. Decir a esta altura que "nada es imposible" significa negar un montón de estudios científicos, leyes de física y hasta el propio sentido común. Al menos, dentro del marco de lo real, hay MILES de cosas imposibles. Incluso, pensar que lo único que define la posibilidad es la voluntad misma, es ponerse en una posición egocéntrica, ya que se pasa por alto todo aquello que es externo a uno y que puede presentarse como traba.
Separemos lo ficticio: la imaginación abre un abanico de posibilidades mucho mayor, con lo cual la palabra "imposible" casi no tiene participación.... pero eso no significa que todo lo que imaginemos sea aplicable en el mundo real.
Lo correcto, en vez de estar falsamente motivado y en consecuencia frustrarse, sería analizar en primer lugar hasta qué punto la posibilidad depende de uno. Luego, pensar tanto en los beneficios como en las consecuencias de aquello que nos planteamos, y haciendo el balance, ver si vale la pena intentarlo. La mejor motivación es pensar que, en la mayoría de los casos, ninguna consecuencia es tan grave como para no hacer el intento. Pero sinó, entra definitivamente en la categoría de imposible.