viernes, 26 de octubre de 2012

Redoble de palabras

Tocar fondo y salir a flote. Hay que entender que estamos en una situación desfavorable para hacer el intento de cambiarla. Tan simple como marcar un quiebre y recomenzar. Desde cero.

Necesitaba un método para expresar todo aquello que no me salía con palabras. Una forma de salir nadando de aquel mar de iguales que no me trataban como tal. Una melodía, una canción, un riff... Nah, hubiese sido lo mismo, pero arriba de un escenario. Sí hay algo que aprendí en esta vida, es que hay que brillar para poder ser encontrado en el mencionado mar de iguales. Tengo alma de bajista, pero por una serie de casualidades, terminé eligiendo otra salida, de la que al día de hoy no me arrepiento.

Segunda mitad del 2006, un corto proyecto de principiantes, que no terminó bien, pero a su vez dio pie a muchas cosas más adelante. Primera batería, un MXP azul, económica. Rescato a aquel que confió en mi y fue quizás el mayor de mis "maestros" de la música en lo que respecta a tocar en conjunto. Años después sigue contando conmigo para sus proyectos.

La MXP se fue, y con ella mis chances de tocar en un conjunto fijo por algunos años. Terminado el secundario, otro gran amigo hizo lo posible para que yo retomara aquel hábito que en su momento me había sacado a flote. Encontró platos económicos, y una batería muy buena en cuanto a calidad/precio. Marcó el comienzo de un proyecto que nunca fue. 

Recién comenzado el 2010, otra crisis por conflictos familiares me dejaron al borde de una profunda depresión. Y por esas casualidades que no parecen tales, la música apareció como por arte de magia para rescatarme. Esta vez, de la mano de una amiga a quien le debo mucho, apareció un excelente grupo humano, vestido de músico. Un nuevo despegue, que aún no encuentra techo. Fueron momentos en los que pude aprender y progresar como músico, a la par de mi carrera terciaria.

En el 2012 se me hundió un barco cargado de progresos académicos. Me dormí al timón estando a nada de llegar a puerto. Saliendo de las metáforas marineras, perdí el año... así de simple. Creo que ahora más que nunca noto lo importante que fue aprender a tocar. Aprender a expresarme de la manera que mejor me sale, y salir a flote. Y por sobre todo, no quedarme con la opción fácil. La guitarra parecía serlo, pero es engañosa por su natural dificultad para destacarse. El piano... mierda, son todos pianistas en esta casa. Me queda aún la espina de no haber sido bajista. Nunca es tarde.















Gracias por aparecer y sacarme de los momentos más complicados de mi vida. Te amo.      

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